LA PRIMAVERA NEGRA DE CUBA

Alberto Fernández

 

    En el mes de marzo del 2003 el régimen comunista del gobernante Fidel Castro desató una ola represiva en toda la isla caribeña, sus objetivos estaban bien marcados:

            •Descabezar el movimiento disidente dentro de Cuba, encarcelando a varios de sus principales líderes.

            •Desatar una campaña nacional que desacreditara al movimiento disidente y los hiciera parecer como espías o traidores. (Esto es, un comportamiento típico de los sistemas unipartidistas, los cuales son ajenos a cualquier cambio por simple que parezca, pues los mismos pueden dañar sus estructuras y desplomarse como un juego de naipes).

            •Demostrar que el gobierno no cederá a presiones internas o externas, ni permitirá cambios o reformas democráticas. (Esta actitud dogmática también es una características similar a los elementos planteados anteriormente).

            Fueron 75 dignos cubanos los que esta vez les tocó pagar, nuevos prisioneros de conciencia engrosaron la larga lista. (Un prisionero de conciencia es la persona que no ha cometido delito alguno contra la seguridad del estado, no ha hecho uso de la violencia para sus fines políticos, su único delito si así se le quiere llamar, es organizarse de forma pacífica, expresar sus ideas y puntos de vista libremente, en pocas palabras, defender sus derechos a la libre expresión de forma consciente).

            Pero ahora bien, si me permiten, me gustaría hacer una regresión en el tiempo, sólo con el fin de aclarar algunas ideas.

            Castro, quien hoy se ensaña con sus enemigos políticos, en sus años mozos, usó la violencia para lograr sus metas políticas, realizó con un grupo de hombres el asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba. Todos portaban uniforme militar para confundirse en la acción con los uniformados del plantel militar, el ataque sorpresa fracasó; no obstante varios pudieron escapar del lugar, entre ellos, el propio Castro, pero posteriormente fue capturado y conducido a prisión, el oficial que lo capturó supo dignamente respetar su vida.

            Cuba vivía el régimen militar de Fulgencio Batista, quien había alcanzado el poder de forma inconstitucional por un golpe militar en 1952.

            El hecho es que Batista tuvo en sus manos a Fidel Castro, y supo respetar su integridad física, es muy probable que hubiese querido verlo muerto, pero las leyes y los derechos que aún imperaban en la isla seguían siendo fuertes y ni el mismísimo Batista se atrevía a enfrentarlos; las semillas de la democracia aún estaban latentes, por lo que a Batista no le quedó otro remedio que aceptar el reto.

            Castro en su condición de abogado tuvo el derecho de realizar su propio alegato de autodefensa. El tribunal que lo condenó dictó sentencia por 15 años de privación de libertad. Pero no cumplió ni tres, Batista lo indultó, junto al resto de los asaltantes, en menos de lo que canta un gallo todos estaban libres.

            Además en el período en que estuvieron en cautiverio en la prisión de Isla de Pinos, gozaron de ciertos derechos como presos políticos, recibieron correspondencia regularmente, que incluía literatura, la prisión se convirtió en un centro de preparación y estudio para los asaltantes.

            Parece que Castro olvidó rápidamente lo que es ser preso político, bajo su filosofía, en Cuba, los que lo enfrentan a él y su régimen no son presos políticos, sino mercenarios al servicio de una potencia extranjera, traidores de la patria, los cuales reciben apoyo moral y económico de la mafia de Miami como él suele llamar a la comunidad cubana que en el exilio lo enfrenta dignamente. También él olvidó que en su lucha contra Batista, él solicitó y recibió ayuda de la comunidad cubana en el exterior, y no por eso fue considerado un espía como osaron llamar y acusar a los 75 cubanos que enfrentaron un juicio mañoso, preparado y organizado por el gobierno comunista de Fidel .

            Estos heroicos cubanos fueron defendidos por abogados asignados , negándoles el derecho de abogados independientes. La situación actual de estos prisioneros de conciencia detenidos durante la “primavera negra de Cuba.” es bien delicada, según informes que nos llegan desde la isla.

            Una nota de prensa del movimiento cubano “Reflexión” informó que cuando Linares García, su secretario general, fue llevado al rectángulo de la muerte, rehusó aceptar el sistema de educación junto a Luis Enrique Ferrer García, declarándose presos plantados. Los prisioneros no saludan a la oficialidad, no se ponen de pie a la hora del recuento ni asisten a ninguna de las actividades programadas, tampoco usan el uniforme de presos comunes, posición catalogada de rebeldía total. Como castigo se les están negando las visitas y la entrada de alimentos y medicamentos.

            Los prisioneros de conciencia Pablo Argüelles Morán, y Jesús Mustafá Felipe, también están sometidos a las mismas prohibiciones. Los prisioneros políticos deben convivir con presos comunes de alta peligrosidad.

            El periodista independiente Julio César Gálvez Rodríguez, confinado en la prisión villaclareña “La Pendiente,” fue hospitalizado debido a las malas condiciones de salud en que se encuentra, severa hipertensión arterial y cálculos renales, según manifestó el opositor Tomás González, presidente del movimiento cívico nacionalista cubano.

            Un año ha transcurrido desde que estos heroicos cubanos fueron encarcelados, sólo mencionamos la situación actual de algunos de estos prisioneros de conciencia por lo que debemos alzar la voz para defender su integridad física y moral.

            ¡Digamos no, a tanta barbarie socialista, comunista, fidelista, o el calificativo que se le quiera dar para así evitar nuevas “primaveras negras” en Cuba!

Tomado de WWW.QUEPASABULLETIN.NET/ ABRIL 2004...

 

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