Carmen Hebe Tanco

 

MITADES




-Recé por ustedes- escribía Mamá
-en su carta de ¡Felices Pascuas!

Escogimos torres nómadas tus hijos
partículas talladas, murano, poros
en el crochet del ajedrez-retablo.

Las dificultades alteran amatistas,
la seguridad carece de mercurio.
-Terminamos mitades, escolleras


(No reces Madre, ya no reces,
los perdones-mortajas esmerilan)
 

 

SOLEDUMBRE

 

El mar es un indomado solitario.

De su recogimiento insostenible
prorrumpen tesis, concreciones.

Las aisladas tesis "elucubran"
proposiciones, ideas en retiro.

Idea es el barco, talón marino
que sin proponerlo tema ímpetu
-teneduría y orfandad en olas
 

Una sólita tripulación comanda
embarcando insondable soledad.

Soledad es la miga profundidad
-hundido meollo de una orilla

La orilla es La Meca del "YO".


 




 

Sobrecogida Inquietud

 

Seducido por el rostro de unos niños

vagabundos pasajeros de las calles

mi Dios se ha dormido nuevamente

en la migaja cóncava del hambre.

 

Ayer dormía, en la hojarasca exangüe

se dejó extraviada la mirada tenue

porque la -imagen de su semejanza-

precipitó la equidad en ignominia.

No quiero que mi Dios sin derrotero

ambule en desvarío este vía crucis

o en intención de atraco y revancha

lo maten por haber creado al Hombre.

 

Por favor, que informen de inmediato

si entre la muchedumbre está perdido

o tal vez ultrajado hasta el repudio

en la disculpa nos aproxime a todos.

 

SUSPENSIÓN

 

      El mercurio del dolor -hoy- hizo cúspide impensada.

El Santo de los Santos, ha llorado por los hombres.

El Universo quedó estático, abismado, silente.

Nunca los Ángeles plegaron al unísono las alas,

ni enmudeció la armonía rotativa de los astros.

Las sublimes lágrimas rezumaron la energía cósmica.

 

 

Confuso itinerario de un deseo

 

¿Deseas escuchar cantar a los dioses?

Deberá el soberanos de las disciplinas

-perfeccionarte como timonel estoico-

en el dominio universal de travesís.

 

Después,

Bordear en arenal de tornados furiosos

Una marea dislocada del mortífero caos

“robusteciendo valeroso en lo factible

la astillada fragilidad de tu especie”.

 

Por supuesto,

Si consiguieras comparecer puntual

Con el juicio de realidad intacto,

Al declive solar del burbujeo volcánico

Donde los dragones magnetizan el Cosmos:

No respires, es altura por fuego bendita.

 

Luego,

Erige compostura al exaltar júbilo

Pues en victoria de virtudes

Te deleitarán finalmente

Las divinidades esquivas.

 

Pero urge conocer entes del confuso itinerario

Personas que llevan la humanidad en sí mismas.

Que en cotidiana sencillez extienden su tarea

Con el anhelo de entrga sensible, fraterna, y

Cada atardecer escuchan sin viajes peligrosos

Cantar a los dioses en sus pequeños jardines.

 

Leído en las escuelas a modo de apertura de la “Difusión de autores nacionales y extranjeros” – ciclo lectivo 2003.

 

 

 

 

                        Autorretrato

 

            Examino aprehendida

            La copia del espejo.

 

                    ¡Inspecciono!

                    -Veo-

 

                            Vacíos en liberación

                            Flancos y encierros.

 

(Es acuciante

-sacar voz-

figura plana).

 

 

Paloma del alba

 

     Te leo sólo en palabras

Pero hay lícitas letras

Que repican el trayecto

Al blanquecino albergue

De tu ilegible aposento.

 

     Mi voz, sin embargo brega

Con desposeídos vocablos;

Y te merodea rastrillando

En los yermos hostigados

Del desacierto continuo.

     Por corporizarte debaten

Parlamentos consternados

-pero quimera eres, PAZ-

esquiva Paloma del Alba.

Te leo con velo de culto

Únicamente en plegarias.

 

 

En proximidad…

 

 

     Solíamos quedarnos por las noches

Computando estrellas descolgadas.

 

     Del magno precepto de los cielos,

Suicidas aerolitos, descartábamos

cumpliendo el sagrado compromiso

De adicionar caídas deslumbradas.

 

     (Hoy no estás

y yo, ya me estoy yendo

a sumar contigo luminarias)

 

 

INVITATORIO

 

    Siéntate conmigo al corte del precipicio

aquí, en el molde contumaz del insomnio,

enmarcaré compendiosamente con signatura

los memorándum de resistencias anónimas,

que en el palmar con parábolas declinan.

     De los que en dispendioso ministerio

conmiseración intermitente, profesan

pesadumbre, introspección, miserere.

De los que en lobreguez de autistas

apercibidos evangelarios corroboran

-exaltación dementada y amedrantos-

 

    (Deportados por deslenguados elementos

en tentación de Poesía, sobreviven...)

 

Del libro “Informes estelarios”

 

Otro Movimiento

 

Muerte

    no es cadáver,

        caballo lóbrego

            cárdeno cuervo.

 

                Es desconexo

                    física rendición

                        -antropomorfa-

 

                            Paliativo

                                del engranaje

                                    celular, gastado.

 

Barro

                                                                                                        recuperando barro

                                                                                                            -otro movimiento-

 

 

EL MÓVIL DIARIO

 

     Es una masa oscura en penumbra conturbada

que por la faz del cerro trepa raudamente

despeñando oblicuo, pedregullo dubitante.

 

        De vez en cuando supera matorrales

    -con inminente, repentino brinco-

    de fiera experta en riesgo y pugna.

 

            Ya en ápice, oteando la estampida

        desgaja al sosiego en un gruñido;

 

                pero el abalanzarse felino de la bestia

            no es más que el móvil diario de la vida

            en los encaramados vaivenes del acecho.

 

(Es la Realidad el Jaguar negro

con embestida de salvaje garra)

 

 

Mujer de octubre

 A mi madre

 

Para pensarte, consagro las palabras

en el remanso suave, huida de las nubes

en la palidez definida de la escarcha.

 

No me alcanzan los esmaltes del guijarro

ni las alforjas del sol -ya diseñadas-

en los pliegues de los azahares blancos.

 

¡Ay! Labradora de mieses, deslumbrada

-si no vuelves-

en los desvelos de mis aguas saladas

renacerán viejos moldes,

cavidades extrañas.

Sigilosa orientación, para rastrearte

cierro los ojos -digresión sancionada-

sospecho arenas por Zeus azucaradas.

 

Te percibo creciendo niña de mimbre

en los surcos de las obsesiones

-no es nave dormida mi silente garganta-

y enlaza la proa de tus cabellos malva.

 

Quizás si te invocara ininterrumpidamente

con la fuerza que conjugan las anclas

de mis labios, las venas te regresen.

 

 

Voz

 

 

                                                        Está callada…

                                            Como el gañir en sueño

                                            Trova del incoar-albur

                                            Sin notas, aventajada.

                                                Carmen Hebe Tanco