COCA Y CUELLAR

 

 

    Así se llaman dos pueblos de la provincia de Segovia, que pese a su proximidad a Madrid, no habíamos visitado anteriormente.

    En cada uno de estos puntos, hay emplazado un castillo que son dignos de ser conocidos,  no sólo para admirar sus monumentos, sino para conocer un poco de su historia.

     Nuestra primera visita fue a Coca, lugar situado entre la confluencia de los ríos Eresma y Voltoya. Fue cuna del emperador romano Teodosio el Grande, famoso por la reconversión del pueblo romano al cristianismo.

    Al llegar a Coca, lo primero que divisamos fue su impresionante castillo, que por ser todavía primavera, tenía sus jardines llenos de flores de diversos colores.

     Cuenta la historia que en el año 1453, don Alonso de Fonseca, Arzobispo de Sevilla, recibe permiso del rey don Juan II de Castilla, para la construcción de este castillo. Entre los años 1473 y 1496 se llevó a cabo su ejecución por el maestro alarife Ali Caro, a instancias del tercer señor de coca, Don Alonso de Fonseca, sobrino del Arzobispo. Así se empezó la construcción del cuerpo central de la fortificación de planta cuadrangular y patio de estilo mudéjar, flanqueada por la Torre del Homenaje.

    De los Fonseca el castillo pasó a la Casa de Alba, y en 1928 la Dirección General de Bellas Artes lo declaró Monumento Histórico Nacional, adscrito al Tesoro Artístico Español, y ya en 1954 pasó al Ministerio de Agricultura, cedido por los propietarios, para que se instalara en ese lugar una Escuela de Capacitación Forestal que sigue funcionando en la actualidad, y cuyo personal es el encargado del cuidado y atención en el castillo.

     Coca conserva una parte de su muralla, así como una puerta medieval de acceso al recinto. Este recinto tiene todavía 200 m. con tres torreones construidos de mampostería y mortero de cal.

     La iglesia de Santa María la Mayor, fue construida a finales del gótico (s. XVI), y es de cruz latina. La parte baja de la torre es románica. En su interior podemos ver los sepulcros de los Fonseca, señores de Coca.

     Visitamos el castillo empezando por la Torre del Homenaje en su interior. En ella hay una capilla que encierra obras de gran calidad artística, aunque sus autores son desconocidos. Dos de ellas son de la Virgen con el Niño, una románica y la otra gótica, y dos Tablas de la Escuela flamenca, (s. XVI). En el interior de la capilla hay una escalera estrecha de caracol por la que se sube a otra sala con paredes y techo decorados con una exposición de azulejos sevillanos. Por la misma escalera subimos hasta llegar a lo más alto del castillo, donde vemos una alfombra vegetal de pino resinero y piñonero.

    Rodeando el patio de armas llegamos a la Torre de Pedro Mata, y descendiendo por ella, llegamos a la sala de los Jarros, decorada con pinturas donde se representan jarros, asuntos florales y arcos entrelazados. Esta sala tiene una acústica fantástica.

     Finalizamos  nuestra visita al castillo en su mazmorra, en la que vemos  una sola entrada a través de un agujero en el piso de arriba, desde donde arrojaban a los presos.

    No podemos cerrar este trabajo sin mencionar también sus pinturas mudéjares, tanto las que se encuentran en el interior como en el exterior. Están muy bien conservadas.

 

CUELLAR.- Una vez visitado el castillo de Coca, continuamos nuestro viaje a Cuellar para hacer una visita turística, en especial  la de su castillo.

    Este castillo aparece documentado en el año 1306, y es más conocido como el castillo de los Duques de Alburquerque, En el año 1931 fue declarado Monumento Artístico Nacional.

    El primer Duque de Alburquerque se llamó Don Beltrán de la Cueva, nombrado señor de Cuellar por Enrique IV en 1464.  Fue construido sobre una edificación primitiva, fortaleza rectangular de estilo gótico con torreones en sus ángulos.

    En su fachada sur se levanta una galería renacentista sostenida por ménsulas, y debajo, un balcón que pertenecía al comedor con un ventanal de la sala de recepciones. La puerta principal se encuentra en la fachada norte con el escudo de Castilla y León con un lema de Enrique IV “agridulce es reinar”.

    En el interior se levanta el palacio, construido posteriormente, en torno a un patio central de columnas sobre el que cabalga una doble galería con arcos rebajados del siglo XVI. A esta galería se abren los salones con techumbres de artesonados de estuco y vigas talladas. Hay otras dependencias: la bodega, la armería, la zona de servicio y las habitaciones nobles, desde donde se podía acceder a una pequeña capilla gótica.

    Esta fortificación ha tenido varios usos a través de la historia. Fue cuartel general de Lord Wellington y refugio del general Hugo durante la Guerra de la Independencia. Se cree que entre estas paredes se inspiró José de Espronceda, desterrado en Cuellar en 1833, para escribir su novela romántica “Sancho Saldaña o el castellano de Cuellar”. En la actualidad, los Duques han cedido su uso al Ministerio de Educación y Cultura, que ha instalado el centro de Enseñanza Secundaria “Duque de Alburquerque”.

    El Ayuntamiento de Cuellar ha puesto en marcha una representación teatral sobre la historia del castillo. Se puede asistir a un espectáculo que escenifica algunos de los aspectos más representativos de su historia en la cual sin perder su rigor histórico, los visitantes pueden identificarse con los personajes medievales, modernos e incluso del siglo XX, apareciendo entre el público el Duque, la duquesa, Espronceda, el marqués de Villena, los soldados, etc.-

    Además de la historia de la Villa de Cuellar y sus Duques, presenciamos historias de los personajes populares que marcan los diferentes estratos sociales entre “los de arriba” (la nobleza y el clero), y “los de abajo” (el pueblo y los soldados).