“EL ARBOL DE LA VIDA”
LAS EDADES DEL HOMBRE - SEGOVIA
Una vez más hemos podido disfrutar de tan magnífica exposición compuesta de 304 obras, esta vez en la Catedral de Segovia.
No me he perdido ninguna de estas exposiciones, todas magníficas, pero esta concretamente me ha impresionado grandemente. Cuando me detuve frente a la escultura de “Nuestra Señora de la Soledad”, del Siglo VIII, de L.S. Carmona, procedente de la iglesia de La Granja, no pude evitar que se me salieran las lágrimas. Es tan vivo el dolor que refleja esta virgen en su rostro, que no creo que nadie pueda pasar frente a ella sin sentir vibrar de pena su corazón. Refleja toda la soledad que se puede experimentar por la pérdida de un ser querido. Detrás de ella está la enorme cruz que sostuvo el cuerpo de aquel a quien tanto amó; el paño blanco que la envuelve muestra el vacío que deja en todas las almas la perdida de un ser amado. Hay amor y soledad en esta hermosa escultura.
La exposición se compone de siete capítulos y a ella entramos por la Puerta del Perdón.
El Capítulo I.- Hace referencia a La Entrada en la Ciudad, que no es otra cosa que la representación de la entrada histórica de Jesús en Jerusalén. Las piezas que componen este primer capítulo son casi media docena, pero tienen gran coherencia con su contenido temático, para lo cual han sido cuidadosamente seleccionadas.
Aquí vemos a Jesús a lomos de la borriquilla a la que sigue su pollino, entrando en Jerusalén. A su alrededor vemos a seis discípulos agitando las palmas y tendiendo los mantos. Están en posturas variadas que facilitan la contemplación desde diferentes puntos de vista .Llama la atención las vestimentas entre las que contrasta la indumentaria de los discípulos vestidos con los convencionales mantos y túnicas, según la moda del siglo XVI.
“Fueron los discípulos e hicieron como les había mandado Jesús, y trajeron la borrica y el pollino, y pusieron sobre éste los mantos, y encima de ellos montó Jesús.” - Mateo, III, 21 (6-9).
Este Capítulo se compone de 6 piezas
En este Capítulo hay 15 obras referentes al tema.
Capítulo III.- El Jardín.- Con un ambiente de olivos y un recuerdo de sus aromas, se narra la Oración de Jesús en el Huerto, el beso de Judas y el prendimiento del Señor. “Según costumbre, salió al monte de los Olivos y le siguieron sus discípulos. Llegado allí, díjoles: orad para que no entréis en tentación. Se apartó de ellos y, puesto de rodillas, oraba diciendo: “No se haga mi voluntad, sino la tuya.”
El conjunto de las tallas de la Oración en el Huerto tiene un sentido unitario, aunque fueron realizadas por autores diferentes y en épocas distintas. La talla del Ángel situada en lo alto de un peñasco, portando un cáliz y una cruz, símbolos respectivamente del sufrimiento y de la Redención – la más antigua.
En este Capítulo hay 9 obras referentes al tema.-
Capítulo IV.- ECCE HOMO.- Este crucial capítulo hace referencia en torno al Ecce Homo, a las lágrimas de San Pedro y al camino del Calvario. Históricamente coincide con los momentos del enjuiciamiento de Jesús. Pilatos no le cree merecedor de la pena de muerte y quiere, a través de la tortura, convencer de su inocencia a quienes se lo habían entregado. Todo fue inútil. Pilatos no se atrevió a soltar a Jesús y se lavó las manos. “He aquí al Hombre”. Una corona de espinas, un manto de púrpura, cubriéndole apenas los hombros y las piernas, y una caña en la mano, se convierten en símbolo burlesco de la realeza de Jesús. No era fácil para Pilatos condenar a un hombre justo, y les dijo “Ecce Homo. Ahí tenéis al hombre. Ahí tenéis a vuestro rey.” Y los hombres decidieron crucificarle.
Este Capítulo consta de 35 magníficas obras.
Capítulo V.-. El Árbol Plantado.- Ascendemos por una rampa situada en la nave de la epístola y llegamos a una plataforma que une la Capilla Mayor de la Catedral con el Coro. Hay un ámbito de belleza para hablar de la Crucifixión. Hay dos referencias : una cronológica y alegórica que nos presenta los preparativos de la crucifixión y otra teológica que se ha denominado “Ámbito románico”,. Representa a Cristo reinando desde la debilidad del madero de la Cruz, y cuando niño, desde los brazos de su madre. “Sabiendo Jesús que todo estaba cumplido dice: tengo sed”. Había allí una vasija de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando Jesús tomó el vinagre dijo: “todo está cumplido” Inclinó la cabeza y entregó el espíritu. – Hay sobriedad mesurada de la sangre que emana de la llaga del costado y de las heridas producidas por los cuatro clavos. Nos detenemos en la contemplación de la belleza de las facciones del rostro, y en la expresión de dulce tristeza que irradia. Es un Crucificado del románico tardío.
Este Capítulo consta de 94 obras
Capitulo VI.- Del regazo de la madre al regazo de la tierra.- La rampa de bajada nos lleva a la nave del evangelio y nos invita a desandar el camino hacia los pies de la Catedral para adentrarnos en el crucero e iniciar el recorrido de la girola. En este capítulo se nos relata, en imágenes, el último viaje de Jesús desde la cruz, pasando por los brazos de su madre, hasta la frialdad del sepulcro. podremos contemplar imágenes del descendimiento, de la piedad, del yacente, de la dolorosa y del enterramiento para concluir con la figura de la Magdalena. Estamos contemplando uno de los episodios más emocionantes de la historia de Jesús. El tema del Descendimiento, aunque no está descrito destalladamente por los evangelistas, aparece con frecuenta representado en pinturas y esculturas desde la época románica.
Se trata de un tríptico pintado al óleo sobre tabla. En el panel central se representa el Descendimiento: en la cara interior de las puertas laterales están San Miguel Arcángel y San Antonio de Padua y en la cara exterior la Anunciación. En cuanto al colorido, predominan los rojos y azules, que contrastan con la tonalidad marfileña del cuerpo de Cristo; destacan los tres paños blancos que contribuyen a resaltar las figuras de Cristo, de la Virgen y de la Magdalena y, al mismo tiempo irradian luz. Este monumental tríptico está considerado como una pieza representativa que aúna el estilo flamenco y el gusto italianizante.
En el Retablo del Santo Entierro, confluyen diferentes mensajes religiosos. A lo largo del eje central se encuentran representadas las imágenes del Dios Padre, El Espíritu Santo, simbolizando en la ploma, y el Hijo, que es el centro en torno al cual se desarrolla la escena del Santo Entierro.
Más que la expresión trágica del conjunto resalta el sentido teatral de la representación. Esta teatralidad se cumplimenta por la presencia de las figuras de los dos soldados que, en los intercolumnios, flanquean la escena. Dichos personajes desempeñan un activo papel dirigido al espectador. La efectista composición invita a los visitantes a adentrarse en el drama sacro.
Elementos escultóricos, arquitectónicos y pictóricos resumen este retablo.
Este Capítulo consta de 71 obras.
Capìtulo VII.- Y el fruto maduró.- El fruto madura en la Resurrección, como el grano de trigo que es enterrado en la época de la siembra y que, al llegar la primavera, la vida lo multiplica en la espiga. El crucificado, muerto y sepultado, ha sido resucitado por su Padre Dios y se ha quedado con nostros, tal como se nos muestra en la Eucaristía, para ser comida y sustento de todos los que se acercan a Ël. “Tomás, uno de los Doce, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los discípulos le decían: “Hemos visto al Señor” – Les contestó - si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi mano en su costado no creeré-“
Así llegamos al final de la historia representada en esta exposición. Cristo ha resucitado. Y es el Señor del mundo, de la muerte y de la vida. Es el tiempo de la esperanza. La historia de sufrimiento y de pecado marcha hacia un final feliz. “¡Ven!, quien tenga sed que se acerque, y el que quiera, reciba gratis agua de vida” – Pero los hombres no le siguen, dudan, si no ven no creen. Y ahí está la historia de Tomás, que necesita meter su mano en el costado del Señor para creer en su resurrección. El mensaje de Jesús es claro “No seas incrédulo, sino creyente. Has creído porque me has vista. Dichosos los que aun no viendo creen”.-
Este pasaje está representado en una pintura al óleo, pero su soporte no es un lienzo como es habitual, sino una tabla. Llama la atención la variedad de la gama cromática, en la que contrastan los luminosos y cálidos tonos rojizos y anaranjados con los fríos azules. El influjo del clasicismo romano es evidente en la representación del interior arquitectónico, recreación imaginaria de una basílica romana de la Antigüedad.
Este Capítulo se compone de las piezas siguientes:
Bajada a los Infiernos = 1
Resurrección = 11
Apariciones de Jesús = 5
Pilas Bautismales =5
Y el grano se hizo pan =47
Y aquí terminamos nuestro recorrido por esta maravillosa exposición que en algunos momentos nos hizo partícipes de todo lo que ella representa, oprimiendo nuestros corazones con el mismo dolor que experimentaron los personajes que la vivieron, pero que a la vez, al salir de allí nos llenó de paz y esperanza, porque el Árbol de la Vida es eso, amor, dolor y esperanza.
Ma Manuela Septién
30 de junio, 2003