La voz al otro lado del teléfono
Mi amiga Nancy Hasty me había hablado de él, de su dulzura, de su lealtad de amigo y su disposición para ayudar a todos, pero la verdad es que me era muy difícil creer que existiera una persona tan bondadosa.
Mi sueño era publicar mis poemas en USA, durante 5 años lo había intentado. Desde que llegué a este país toqué muchas puertas y ninguna se abrió, poco a poco me fui decepcionando y dejé de escribir. Es muy fácil para aquéllos que somos nómadas, huérfanos de patria, perder la inspiración durante el proceso de adaptación a un nuevo mundo en el que se manejan códigos culturales y lingüísticos totalmente ajenos a nuestras tradiciones, especialmente si no encontramos la posibilidad de proyectarnos a través de nuestro arte.
Una tarde de domingo en que la lluvia cantaba en mi ventana palabras de aliento me decidí a llamarlo por teléfono:
—¿Hola?— dijo la voz al otro lado del teléfono. Era una voz cálida, con el acento y la musicalidad de los cubanos. Una voz llena de energía y calor humano. Me sentí feliz al escucharlo.
—Buenas tardes—, contesté. —Habla Maribell, la amiga de Nancy.
Para mi sorpresa me preguntó por qué no lo había llamado antes y me pidió que le mandara un poema, se lo envié y luego de unos días me ofreció publicar mi trabajo en una de sus tantas y finas publicaciones; mi corazón se detuvo en ese instante, no había necesitado pedirle nada, él me estaba ofreciendo ese apoyo, esa guía que yo había buscado por tanto tiempo.
Desde entonces René se convirtió en mi Maestro, mi guía, aquella voz cálida y serena al otro lado del teléfono que me aconseja y me orienta.
Aquella voz a la que yo le había inventado varios rostros y sonrisas poco a poco se convirtió en mi modo de escribir, en mi fuerza, en mi inspiración. René llegó a mi vida como un ángel protector que sin envidia ni interés me ha ayudado porque creyó en mí, es por eso que lo llamo con cariño “Ángel Poeta.”
Un día me envió su fotografía, me alegró descubrir que su rostro ya me era familiar desde hacía tiempo. Tenía la mirada segura y apacible que yo le había inventado a su voz desde antes y una sonrisa clara que reflejaba la inmensidad de un corazón tan profundo como el mar al que él escribe versos.
Luego de leer artículos que se han escrito sobre él en diferentes periódicos y revistas, concluí que René León es simplemente un ángel, ésa es su naturaleza, su misión en la tierra; es el protector e impulsor de los poetas y escritores, ha ayudado a muchísimas personas, algunas con las que aún mantiene comunicación y otras que tristemente se han olvidado de él.
Es mucho lo que podemos aprender de René León, de su lealtad de amigo y su profesionalismo, pero sobre todo de su voluntad para ayudar incondicionalmente a los nuevos escritores. Por sus grandes cualidades personales y artísticas René es el símbolo de la inspiración y la poesía.
Latina en el país de las maravillas; Violencia, una cuestión cultural
Por: Maribell Sárate
Hace unos meses, una de mis estudiantes de la Escuela Publica Secundaria, entró al salón de clases visiblemente molesta. No quería hablar de su problema pero después me dejó saber que se había peleado con su novio quien al igual que ella provenía de familia latina, yo pensé que era algo sin importancia y le dije que todo estaría bien. Días más tarde cuando le pedí que hiciera unas actividades en el tablero, noté que tenía moretones en los brazos. Al terminar la clase le pedí que se quedara unos minutos más. Cuando le pregunté acerca de los moretones en los brazos. Ella me dijo que se había caído y salió apresuradamente.
Una semana más tarde durante el almuerzo ella fue a buscarme, llevaba puestos unos lentes oscuros y el cabello suelto. Presa de los nervios comenzó a llorar, se quitó los lentes y pude ver los hematomas que tenía en la frente y el ojo izquierdo y que trataba de ocultar con el cabello. Al principio no quería decirme nada pero después admitió que su novio la golpeaba ya que era muy celoso y posesivo. Yo la abracé sin saber qué decir, sentí mucha ira en el momento y le pregunté cómo era posible que permitiera este maltrato, le dije que estábamos en Estados Unidos, que en este país a las mujeres las protege la ley contra relaciones dañinas y la invité a que buscáramos ayuda. Tristemente y para mi sorpresa ella me respondió: “No señora, yo no le voy a decir a nadie porque usted ya sabe que los latinos somos así, siempre hemos sido así”
Esa respuesta me horrorizó, tanto por el conformismo de la muchacha, como por la verdad que estaba ante mis ojos. La tradición “machista-patriarcal” de nuestros países nos había perseguido hasta aquí, el “país de las maravillas”. Indudablemente hay tradiciones culturales que se transmiten generación tras generación, tales como el patriarcado y el dominio masculino. La mujer latina siempre ha jugado el papel de la “buena mujer” la que acepta la voluntad de su hombre con sumisión y obediencia. Pero, ¿qué hay detrás de ese velo de perfección? Maltrato físico y psicológico, ignorancia y miedo.
Muchas de las mujeres latinas que vienen a este país son ilegales, no hablan el idioma y dependen económicamente de sus esposos. Estas mujeres están confinadas en sus casas ya que no tienen medios de transporte y la barrera del lenguaje les impide comunicación con el mundo exterior, por otra parte el temor de ser deportadas o de hacer que toda la familia sea deportada por la policía, les impide denunciar la violencia domestica.
Aunque estas mujeres lograran derribar las barreras del lenguaje sería muy difícil que denunciaran a sus maridos, porque la estructura familiar es un valor muy fuerte dentro de la cultura latina y ellas saben que las soluciones ofrecidas por este país son radicales y terminarían desintegrando su hogar.
“La separación no garantiza la seguridad, enviando a las mujeres a los refugios, poniendo a los hombres en prisión, o confinando a los niños al sistema de tutela del gobierno. La desvinculación del hombre y la mujer como un primer proceso de intervención o requisito para recibir los servicios referidos a la violencia doméstica, constituye una intervención culturalmente inadecuada”[1]
Esta cultura de la violencia ha sido aceptada por muchas generaciones y aprendida por las mujeres jóvenes, aun por mi estudiante quien con tan sólo 17 años, legal y bilingüe, sufre las consecuencias.
El problema es más grave de lo que parece. Debemos buscar soluciones dentro de las comunidades latinas. Debemos aprender a desaprender tradiciones culturales dañinas y edificar la autoestima en nuestras jóvenes al mismo tiempo que construimos puentes de comunicación con los hombres latinos para que aprendan a reconocer a las mujeres como iguales y reconstruir sus relaciones con base en el respeto por el otro. Si esta dinámica de amo-esclava no se detiene, la sociedad latina en Estados Unidos se va a ver afectada, ya que muy pocas jóvenes podrán alcanzar una educación superior.
“We have to empower our latinas: teach them how to take responsability for their lives and how to overcome harmful cultural traits..” [2]
Este círculo vicioso debe romperse con amor, educación y diálogo. El cambio no ocurrirá hoy, pero es posible que usted, amigo lector, quiera dar el primer paso.
[1] www.dvalianza.org./Alianza Latina Nacional para erradicar la violencia domestica./ Marco analitico,(2)
[2] Empowering Latinas”, Yasmin Davidds-Garrido. Penmarin Books, 2001 (45)