Wilmer Colón

Peñuelas, Puerto Rico

 

 

Westin

Acrílico s/lienzo

 

Wilmer Colón

 

    Recibe, en su Puerto Rico natal, educación artística en la Universidad Interamericana de Puerto Rico, el Fondo Permanente para las Artes y Columbia College.

 

   Es columnista cultural en El Muro de Buenos Aires y Corresponsal-Editor de Francachela. Como Director de la Oficina de Arte, Cultura y Turismo del Gobierno de Peñuelas desde 1997 realiza una excelente labor de difusión del arte y la cultura peñolanas.

 

   Ya desde 1983 comienza a cosechar reconocimientos por una obra que se caracteriza por una eclosión armónica de forma y color que resalta tanto la intención vital como la expresión poética que rezuma.  Fundamentalmente sus acrílicos y acuarelas  le permiten jugar con las tonalidades dentro de un marco de luces sabiamente matizadas mientras que los óleos resultan sólidos baluartes de su raíz caribeña.

 

   Se ha dicho que "...la paleta de Wilmer Colón" es ..."arco-iris con fragmentos de vida" o que hay "realidades convergentes... en la pintura de Wilmer Colón".

 

   Eliana Onetti

 

 

Simbología onírica en Wilmer Colón


Rodolfo J. Lugo-Ferrer



    Los símbolos poseen esa cualidad de ordenación de lo onírico. Nos llevan a interpretar la psiquis ineludible de lo vital. Ordenan e interactúan en el espacio y el tiempo de los seres humanos. Poseen esa cualidad de reanudar el inicio del encuentro entre los humanos y la persistencia de estos desde distintas perspectivas y ángulos. Los símbolos están vestidos de una indescifrable poeticidad de las cosas. Son esa metáfora viva que sostiene la intuición y la realidad de lo vivido y por vivir. Esa esencia que se transmuta en velo transparente de ilusión y misterio. Son la imagen de lo mítico, que le da sustancia a la vida y eterniza la contemplación. Sintetizan los momentos. Símbolos y sueños están hermanados, o nos confunden y no podemos precisar que son, por que ambos se invaden el espacio constantemente. Se inscriben como palabras y humos esenciales de lo que somos. Están hechos de significación y constancia, de principios y elementos. Son como el asidero que nos permite más liviana la travesía por el mundo real e imaginario. Nos descifran, nos encapsulan, nos transcriben, nos hacen retomar la vida.
    Las obras Desarraigo y Estos son otros tiempos están plagadas de símbolos, que como en los sueños buscamos descifrar. Los símbolos son un vehículo universal y particular según expone Diel. Los símbolos definen el valor y el significado como plantea Cirlot. Wilmer Colón sintetiza la simbología onírica de sus monstruos subconscientes en estas dos telas que hoy podemos apreciar. Resumen sus dolores, sus agonías, sus desesperanzas, pero es que no sólo son suyas las plasmadas por Colón en estos dos lienzos. Son sus subjetividades que se transmutan y aluden a las angustias humanas contemporáneas, a las que vivimos día a día, independientemente del punto del planeta en donde nos encontremos. Son el dolor de la partida, la preocupación por el ambiente, la desnaturalización de las emociones humanas, el dolor de los desposeídos, la incertidumbre del ser humano que habita la ciudad, el que sufre la desaparición de la dermis y epidermis de la corteza planetaria.
    Recurriendo a una simbología particular representada en estos dos lienzos ¿nos da esperanza o nos sumerge en la angustia de sabernos perdidos?¿refuerza el dolor o nos da un velo de esperanza? En Desarraigo nos atropella, nos hace sentir agobiados, vigilados y perseguidos. Es él con sus temores y debilidades, somos nosotros que nos identificamos con las imágenes sobrepuestas, palimsésticas. Hay un diálogo intertextual entre su yo y el nuestro. Descubre al otro que lo habita y al que teme. Puede ser el mismo. Pero es el nosotros. La profusión de paraguas puede ser la necesidad de protección o la proyección de virilidad según plantea Cirlot. Otro elemento simbólico con marcada profusión son la multiplicidad de ojos, que como bien expone Cirlot puede aludir a "la descomposición y la disolución psíquica". Es la caída primigenia y la lucha por superar la derrota. Es la agonía que sumerge en dolor al yo. El reloj en ambos lienzos es la necesidad de trascendencia y autonomía existencial. Es la espera en una solución a la angustia.
 

 

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