Ángeles Amber

 

6 DE ENERO



    Vestíbulo del año, trepa Enero
por el código abierto de los días,
viajando aladas por celestes vías
misivas misteriosas, sin cartero.

    La magia toma la palabra QUIERO
y hay "quieros" que parecen elegías.
Viaja una estrella por las noches frías
con la misión del resplandor primero.

    A aquellos tres Señores de la noche
les pido tanto amor que se derroche,
y que llegue fortuna a los mendigos.

    Que les traigan conciencia a los perversos,
a los poetas que nos traigan versos
y una gota de DIOS a mis amigos.
 

 

BELEN



     Hoy he bajado del desván la caja
con ovejas, corderos y pastores,
lavanderas, zagales, labradores....
Un mundo que dormía, al salón baja.

     Aquí tengo el Pesebre. Entre la paja
y envueltas en papeles de colores,
las figuras más finas, las mejores:
El Niño, en su cunita, es una alhaja.

     Y pienso que poner el Nacimiento
ha de unir, con la acción, el sentimiento,
ser acontecimiento de alegrías.

     Si queremos la Paz, si nos amamos,
es hora ya de que nos propongamos
celebrar Navidad todos los días.

 

EL RENCOR


El rencor es gaveta cineraria
que conserva caliente la ceniza
y aunque marca sus límites con tiza
no guarda la distancia necesaria.

Es tajo de una herida voluntaria,
fantasma que ayer personaliza.
Solo con voluntad se cauteriza
su larga cicatriz imaginaria.

El rencor es un cacto venenoso
que agosto el sentimiento más gozoso
si logra hincar su ponzoñosa espina.

Su trabajo de zapa es inhumano
y convierte el parterre más lozano
llegando a su raíz en una ruina.

 

Una Vieja Sillita De Anea

  

Ángeles Amber (España)

 

            Ya no se sienta nadie en la silla de anea

-es la que la abuelita rescató de la aldea,-

la que ella prefería para tomar el sol.

Con su asiento gastado y un cojín de ganchillo

fue dejada un buen día al final del pasillo,

junto al veladorcito que tiene un caracol.

 

            Se rescató la silla de tan doloroso olvido,

una mano de cera restauró el colorido

de madera de roble, con cien años o más.

A veces es soporte de un búcaro de flores,

o sostiene, amorosa, mi cesta de labores,

o, cuando está sin nada, me parece esperar...

            Pienso, cuando la miro, en un tiempo ya ido

y en ocasiones capto como un leve crujido,

como si alguien, muy leve, se viniera a sentar.

Noto un olor muy suave de incienso y de lavanda,

chasquido almidonado de una saya de Holanda

y la impresión de que alguien me viniera a besar...

 

            La imaginación tiene resortes olvidados

y hasta una humilde silla, sin haberlo intentado,

despierta sentimientos que fingieron dormir.

El ambiente se llena de días luminosos

que, por ser de una niña, fueron los más hermosos

y al cabo de los años vuelven a revivir.