![]() |
Elena R. Jiménez, † (1924-2006),nos abandonó el pasado 30 de junio. Sin sufrimiento. Sencillamente.En brazos de su hijo.La muerte, -para ella, cristiana de firme fe- es un simple tránsito. Así nos lo explica en este poema de su libro "Transparencia":
LA MUERTE
La muerte es el parto de esta vida
entregando
sus hijos a otra esfera. Ofrenda ineludible del fecundo. Gracia sin par para quien cree y espera. Omega se convierte en Alfa mientras en éxtasis transcedental el crepúsculo se une con el alba zafando su atadura corporal. |
Amigo Poeta:
¡Qué sorpresa tan tierna recibí!
Llenó mi corazón, de gratitud
al ver que otra alma, como yo, pregunta,
y no comprende, por qué sucede “así”.
Tu verso me inspira cierta intriga
pues confiando, plenamente, en Dios
te sientes ¿en derrota? ante la vida.
Despierta, poeta soñador,
no hay nada que suceda bajo el cielo
que no esté bajo el control del Creador.
ROSAS
Rosas, regalo divino, parece que brotan para recrearnos mientras deambulamos el mortal camino. ¡Qué corta es su vida! ¡Qué cruel destino! Pétalos de seda, color de ilusiones que el rocío moja y el viento deshoja. |
Florecen las rosas, las rosas de ensueños que albergan sus dueños en sus poesías y, en sus fantasías, cortejan su porte, las cuidan, les cantan, las aman y exhiben y hasta las regalan sin pensar que viven tan poquitos días. |
LA VENTANA DEL HOSPITAL
A través de la ventana entra jugueteando el sol, tiñe el cuarto de arrebol besa la cabeza cana... parece que vida dimana porque el frágil cuerpo gira, mi madre sonríe, me mira, y su mirada de amor compite con el calor del astro que tanto admira.
Más allá, del otro lado, un mar espumoso, rizo, se ve del séptimo piso donde nos han alojado. Súbito, el sol se ha nublado, cubre la cama una sombra. Mi madre, quedo, me nombra Yo frío, por dentro, siento. Con un leve movimiento ruedan la cama en la alfombra.
Y las lágrimas del cielo repiqueteando el cristal ponen un ritmo fatal que agrava mi desconsuelo. Mi madre está como el hielo. Va tapada, en la camilla. Pasamos por la capilla y elevo a Dios oración, pidiendo resignación, angustiada y de rodilla.
Afuera el viento que arrecia se lleva una rama muerta. Pasa el cortijo la puerta con letrero de Emergencia. Dos ángeles de la ciencia no me dejan que traspase. Veo a mi madre internarse en el mundo de lo ignoto y yo, con el corazón roto ansío que el tiempo pase.
A Dios pregunto: -“¿Por qué?” El responde: -”¿Por qué lloras? Soy el dueño de las horas sólo te pido tu fe”
Dejo al que todo lo ve lo que sólo está en sus manos, y escribo al que está lejano que quiere saber de aquí, porque ocupándome, así, pasa el tiempo más liviano. |
Cuando levanto la vista y miro por la ventana percibo verdad arcana; colores de arco y lista, perfecta obra de Artista, suplanta la tempestad. Traen, con gran majestad, a mi madre sonriente, entre despierta y durmiente, dos ángeles de bondad.
EL AGUINALDO
Tras la cortina de espuma donde se esconde mi alma susurra la esbelta palma y mi nostalgia se empluma.
Azuladas campanitas cubren verdes matorrales. las cercas de los corrales, y las laderas del río.
Se trepan por el cuartel donde falta la ternura; la abeja extrae su dulzura para convertirla en miel.
Es el cubano aguinaldo un símbolo de hermandad espíritu de Navidad que proclama, como heraldo.
También en suelo extranjero el aguinaldo florece y se ayuda, con dinero, al que trabaja y merece.
Si hasta un bejuco da flor, en época de Navidad, ¿no debemos dar amor con gran generosidad?
Dios a este mundo bendijo con su incomparable amor y nos regaló a su Hijo quien es nuestro Redentor. Elena R. Jiménez Del libro "Transparencias" |