Estimada Poetisa:
Reciba mi más cariñoso saludo y mis sinceros deseos por que goce de un completo
bienestar.
También le envío mis agradecimientos por su hermoso regalo, el libro: "Al Arrimo
de mi Otero". El cual me ha deleitado noches enteras y acompañado en mi soledad.
Me uno al sentir de Don Carlos A. Riveros- González, para encontrar en su poesía
toda la música, el amor, la dulzura y el sentimiento que ella encierra.
Es maravillosa la claridad y el fervor con el que describe las virtudes, el
hastío, el hambre... el pastor, la vieja; es tal la realidad que me parece
verlas y así, recorriendo toda su poesía "se filtra por la epidermis, hasta el
corazón del alma".
Permítame que vuele con usted en la cometa para recorrer el mundo y darme cuenta
de la tragedia que vive una familia ante la enfermedad de su hija; el presagio
de algo que sucederá en la pequeña aldea; "la niña que nunca se ha visto la
cara" y "la esplendorosa vista de la morada del genio de la luz"; sobre un
avestruz de "plumaje iridiscente"; la actuación del pequeño actor en un día de
mercado de un pueblecito; el trajinar de los mozuelos en busca de trastos viejos
y el hombre desilusionado que no encuentra su razón de ser. Todas estas visiones
en las que siempre aparece un ángel y que la llevan a sueños placenteros unas
veces y desagradables otras, párrafos exquisitos de un corte magistral.
Me entusiasmó mucho la lectura de "Memorias de un Viejo Guante" por la manera
como usted le da vida.
Mis felicitaciones por todos sus éxitos, que han contribuido al enaltecimiento
de nuestro idioma.
Saludos,
Luz Salazar de Echeverri
Quisiera Decirte
Quisiera decirte que tú me haces falta, que tengo mi alma rota en mil pedazos, y que de mi cuerpo sólo hay ya retazos, que gimen, que lloran, que suplican y cantan.
Quisiera decirte que estás en mis días, en mis noches largas, llenas de dolor, en mis soledades y melancolías, en mis sueños que piden amor.
Quisiera decirte que recuerdo siempre aquellos ayeres llenos de pasión, tus besos, tus ansias, tu total entrega.
Tu cuerpo, tus manos, tus ojos de miel, donde se asomaba mi cara asustada, llena de preguntas, con gran timidez. Luz Salazar Vda. de Echeverri |