TANGER. <DÉCADAS FELICES>
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Nunca; nunca podré olvidar aquellos años felices vividos en
Tánger.
Años ..40, 50, 60... Tres décadas del recién pasado siglo XX
que marcaron, sin duda alguna, y de manera muy especial, el devenir de mi ya
larga existencia, así como la de tantos otros tangerinos de mi generación.
Pero hoy no quiero hablar de mí, ni de ellos; hoy sólo quiero
hablar de ella; hablarle a ella.
Atreverme a decirle y dedicarle pensamientos que más bien
correspondan a los de un enamorado a su amada. Porque... ¿Se puede estar
enamorado de una ciudad?
Sinceramente, opino que sí. Por una, otra, o muchas razones a
la vez, justificado sería ese amor: Nacimiento, arraigo, vivencias personales,
experiencias y recuerdos imborrables, íntimos y nunca repetibles.
Nuestra añorada ciudad nos ha dejado tan profunda impronta;
está y estará siempre tan enraizada en nuestros corazones, que al recordarla los
que la hemos sentido tan nuestra, inevitablemente volcamos nuestros mejores y
más apasionados pensamientos hacia ella.
“Tánya, mehabba diáli” ( Tánger, amor mío ):
En ti fuimos plantando semillas de amistad, y con el paso del
tiempo, en muchos lugares distintos de este enrevesado mundo en el que vivimos,
hemos logrado ir recogiendo ramos de felicidad. Eso sólo lo hemos conseguido
gracias a ti., a tus gentes, a tu siempre espíritu amable, hospitalario,
comprensivo e integrador.
Tú eres la
ciudad que me vio nacer. La que incrustaste en mi mente remembranzas de ayer que
nunca deseo olvidar: Memorias, amores, anhelos, trabajo, familia...¡Cómo olvidar
que tú me has dado tanto!
Un día, lejano y triste para mí, decidí abandonarte, pero
quiero que sepas que siempre te he llevado y llevaré muy dentro de mí.
Suelo con facilidad recrearme en tu imagen, en tus recuerdos
y los míos y, a veces, acabamos hundiéndonos en la melancolía. Pero otras, me
veo navegando aletargado por tus calles; oyendo algún bolero romántico de
aquellos que se repetían por doquier; o tomando una copa en uno de tus
atardeceres. Así consigo, poco a poco, disipar mi nostalgia.
Hoy, aunque con el cuerpo algo cansado, quisiera volver a ti,
para que me devuelvas los sueños que dejé entre tus piedras, entre tus esencias
fundidas con los ecos de tus calles, tu misteriosa belleza y hermosas leyendas
que ya pocos recuerdan.
Quisiera volver a contemplar tu bahía, y tu puerto, y tu
playa de fina arena; sentado en un banco de aquella Avenida de España y fumando,
como entonces lo hacía, un cigarrillo ‘Casa Sport’.
Quisiera volver a ti porque sé que me esperas; porque en tu
Historia hay parte de mi historia, y porque en tu vida ha estado lo mejor de la
mía.
Antonio Alcalá
Arroyomolinos ( Madrid )
Julio de 2007