VIAJE A PRAGA
Nuestro viaje de Madrid a Praga por avión, duró dos horas y media. Como tenemos el mismo horario, no notamos diferencia alguna en nuestro ritmo diario, en cuanto a los horarios habituales de comidas, etc.
Praga cuenta con una población de 1.200.000 habitantes, siendo el mayor núcleo urbano del viejo continente inscrito en el Testimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Esta bella ciudad fue formándose a lo largo de diez siglos, a ambas orillas del río Moldavia, entre dos castillos, el de Hrad con la catedral y el palacio real, y Vysêhrad, el Castillo Alto.
Malá Strana o Barrio Chico, se encuentra entre la orilla estrecha del río y el castillo Hrad. Aquí nos encontramos con un magnífico conjunto de palacios barrocos, arte predominante en toda la ciudad.
En el lado opuesto del río, nos encontramos con la Ciudad Vieja, o Staré Mesto, con su Plaza Vieja y el barrio judío Josefov .
En el único resto de las murallas está la Torre de la Pólvora. Por el Camino Real que parte de este punto, y en dirección hacia el castillo Hrad, pasamos por los principales monumentos de la ciudad, atravesando el río por el más famoso de sus 17 puentes, el Puente Carlos con su galería de santos de la Contrarreforma, siendo esta la zona peatonal más transitada de Praga.
Hasta 1711 se colocaron 26 de las 32 estatuas del puente. No son santos colocados al azar, sino que siguen la estrategia de la contrarreforma religiosa que los Habsburgos llevaban a cabo.
Antiguamente estaban aquí los fosos que rodeaban la muralla de la Ciudad Vieja, y en un ensanche de este lugar, se encuentra la popular plaza de San Wenceslao. La ciudad Nueva trazada en el siglo XIV está entre los fosos y Vysêhrad.
Para salvar los fosos y las murallas entre las ciudades Vieja y Nueva, se trazaron tres pasos que conducían a tres mercados organizados por Carlos IV, el del heno al norte, el de caballos en el centro y el de ganado al sur, formándose así ejes radiales.
LA CIUDAD NUEVA fue planificada en el siglo XIV por el rey Carlos IV. En ella se encuentra la plaza Wenceslao con 750 m. de longitud y 60 m. de anchura. Este bulevar se construyó en el siglo XIX sobre el antiguo mercado de caballos, que es como se llamó hasta 1848. Es de tradición popular con sus cafés, tiendas, floristerías quioscos de salchichas, máquinas tragaperras y prostitución por la noche, por lo que no es muy recomendable pasearse por allí a altas horas.
A finales del siglo XVIII se derribaron las murallas que rodeaban la Ciudad Vieja, y se construyó la Plaza de la República, donde se encuentra actualmente un importante nudo de transporte público.
Entre los edificios más importantes de esta Plaza, encontramos la Torre de la Pólvora construida en 1475, en la puerta principal de las trece que tenían las murallas. La Casa Municipal está en la misma plaza, y es el último símbolo de la conquista checa de los fosos a principios del siglo XX.
En el norte destacan los barrios del río y la calle Hyberna. Esta zona del río enfrente del monte Letná estuvo siempre sometida a inundaciones. Tiene una tradición humilde. Aquí encontramos la iglesia de San Pedro. Cerca el Museo de Correos, el Museo de la ciudad de Praga también se encuentra en esta zona .
La iglesia de San Enrique era la parroquia cercana a la plaza Medieval del Heno, y donde hoy está la Unión Banká estaba la casa donde nació R.M. Rike, poeta alemán del siglo XX.
En el sur y entre la Plaza Jungmann y la de San Wenceslao, están el Museo de Cera y el Instituto Austriaco de la Cultura.
El edificio que más llama nuestra atención es el Palais Adria, construido en 1925. En esta plaza encontramos también la mayor tienda de música de Praga.
Pasamos a la isla de los Tiradores, en medio del puente de las Legiones muy próxima la isla de los Eslavos. Muy cerca tenemos la sala de exposiciones Mánes, la más importante de Praga en arte contemporáneo. En esta zona se encuentra la Casa Danzante, dinámica y moderna construcción, obra del autor del Museo Guggenheim de Bilbao, el americano F. Owen Gehry.
Desde la plaza de Carlos IV hacia el Vtsêhrad llegamos a la iglesia de San Adalberto, de estilo gótico con torre barroca del siglo XVIII, y muy cerca de aquí la iglesia de San Cirilo y San Metodio, construicda en 1730 para la comunidad ortodoxa.
Muy cerca se encuentra U Fleku, la fábrica de cerveza más antigua, fundada en el año 1499. Aquí hicimos un alto para almorzar en su típico restaurante.
Después
pasamos a la Plaza del Ayuntamiento para visitar la iglesia de Nuestra Señora de
Tyn, y deleitarnos ante el Reloj Astronómico con su espectáculo de la Edad
Media.
Continuamos hacia la Plaza de San Wenceslao, centro de los actos políticos de la capital. En un extremo de esta plaza está el Museo Nacional de Bohemia.
A la mañana siguiente, después del desayuno, salimos hacia el balneario de Karlovy Vary, al oeste de Bohemia. Este lugar fue residencia vacacional de las cortes de Europa Central. Aquí estuvieron Goethe, Beethoven, y Eduardo VII de Inglaterra entre otros. El lugar tiene fama por sus fábricas de cristal, además de sus aguas medicinales. Los hoteles son de un lujo extraordinario. Entre sus variadas fuentes encontramos una que tiene un chorro de agua con una temperatura de 70º. Dicen que solamente las personas que son fieles, pueden sostener un dedo debajo de su chorro durante un minuto sin quemarse.
LA CIUDAD NUEVA (NOVÉ MÊSTO). Aquí tenemos la plaza de Carlos IV con 500 m. de longitud y 150 de anchura. Su urbanización data del siglo XIX. La iglesia de San Ignacio, construida en 1665 y transformada después en hospital tras la expulsión de la Compañía de Jesús en 1773.
El último edificio de la plaza, es la Casa de Fausto. No está demostrado que el legendario Doctor Fausto inspirador del drama de Goethe, viviera en ella, pero la casa si tiene tradición mágica.
En el siglo XVI vivió en ella el alquimista inglés E. Kelley, estafador que en la corte de Rodolfo II convertía el mercurio en oro.
Muy cerca encontramos la iglesia de San Juan Nepomuceno. Se cuenta que siendo obispo de Praga y confesor de la reina, fue arrojado de un puente al río al negarse a revelarle al rey las confesiones de la reina.
Detrás de la iglesia de los Jesuitas está la iglesia de San Esteban, construida por Carlos IV en 1351.
EL CASTILLO ALTO (VYSEHRAD) El Vysehrad es el monte mítico de Praga. Los restos más antiguos datan de cuando Vratislav instaló en él su palacio.
En el barrio al pie del Castillo, junto al río, hay muestras de arquitectura cubista.
Carlos IV ordenó que se formara una comitiva con motivo de su coronación, que saliera del Vysehrad y llegara a la torre de la Pölvora.
Tras Carlos IV el Vysehrad fue utilizado como recinto religioso hasta la llegada de los Habsburgo en el siglo XVII, quienes construyeron en este lugar una fortaleza amurallada con puertas como la de Tabor (1656), la puerta de Leopoldo I (1670), y la puerta de Ladrillo (1841).
LA CIUDAD VIEJA La Ciudad Vieja no es grande. Hay un eje de calles que la atraviesa y forma el Camino Real que seguían los cortejos de coronación de los reyes de Bohemia, unos 3 km desde la torre de la Pólvora hasta el Castillo Hrad, pasando por el puente Carlos y Malá Strana. Pasando bajo el arco de la torre de la Pólvora se entra en Celetná Ulice, una de las más antiguas de Praga que conduce a la plaza de la Ciudad Vieja entre edificios barrocos de cimientos románicos o góticos e interesantes fachadas.
En esta zona destacan los siguientes edificios: Museo del Cubismo de un estilo que en Praga tuvo una variante de arquitectura única en el mundo. La Casa del Buitre, un edificio gótico con portada barroca. El palacio Buquoy, que tiene un portal renacentista.. En el patio de la Casa Menhart hay una estatua barroca de Hércules, una bodega en el sótano gótico y una sala de teatro con un bonito café.
El Palacio Kinsky tiene una fachada rococó que da a la plaza. Actualmente es una dependencia para exposiciones de la Galería Nacional. En este mismo edificio estuvo también el instituto donde estudiaron Kafka, Max Brod, Franz Werfel y Kart Graus. En los bajos del edificio se halla la Librería Kafka, en el local donde estaba la mercería del padre del escritor.
Entre otros edificios de interés de la plaza de la Ciudad Vieja, está el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, La atracción turísta de este lugar es el reloj astronómico, diseñado por Nicolás de Kadañ en 1410 y completado en 1490 por Hanus z Ruze, que según una leyenda fue cegado por los concejales para que no construyera otro reloj en ninguna otra parte. La segunda parte de la leyenda dice que este mismo relojero, ya ciego, se vengó de sus verdugos y destruyó el mecanismo. No se puede certificar el relato, pero el caso es que el complicado mecanismo horario no ha podido ser reconstruido en su totalidad.
A las horas en punto gran cantidad de turistas se amontona delante del reloj para presenciar el toque de hora: el esqueleto tira de una cuerda y levanta un reloj de arena que tiene en la otra mano. A la derecha un turco mueve la cabeza en señal de que, desde los siglos XVI y XVII, aún no han cesado las intenciones otomanas de conquistar Centroeuropa. A la izquierda una alegoría de la presunción levanta un espejo y se mira en él, y otra la de la avaricia, agita su bolsa de dinero. Sobre ellas se asoman a una ventana los doce Apóstoles. El gallo que hay en ésta canta y por fin suena la hora. Todo esto transcurre tan rápidamente que es casi imposible percibirlo todo la primera vez. La esfera central muestra el curso de la luna y el sol en la constelación zodiacal. Además de indicar el tiempo en cifras romanas, el reloj señala, en la parte inferior, el tiempo de Bohemia, que, por tradición campesina sólo se media de sol a sol.
Laa iglesia de San Francisco de los Cruzados de la Estrella Roja fue construida a mediados del siglo XVII por el pintor y arquitecto francés J.B. Mathey. La orden de los Cruzados de la Estrella Roja es la única orden de caballeros hospitalarios cristiana de Chequia. Fue fundada en 1252 y a ella pertenecían los arzobispos de Praga. La iglesia disponía de coral propia y los compositores Gluck y Dvorak se cuentan entre sus organistas.
Debajo del balcón, en el río que hay junto a la iglesia, donde estaba la cabecera del puente de Judith, queda una cabeza esculpida de un barbudo que marca el nivel del agua. Si el barbudo “bebía”, era señal de que se avecinaba una riada peligrosa.
Aquí encontramos también la iglesia de San Nicolás (que no hay que confundir con la iglesia de Malá Strana dedicada al mismo santo). El recinto fue utilizado como sala de conciertos e iglesia ortodoxa. En la casa vecina, que era la antigua casa parroquial, nació Franz Kafka, Actualmente esta casa ha sido convertida en museo de la Fundación Kafka.
JOSEFOV, EL ANTIGUO BARRIO JUDIO Del barrio judío de Praga, que ocupaba casi todo el norte de la Ciudad Vieja, no queda casi nada. Se extendía detrás de la iglesia de San Nicolás (plaza de la Ciudad Vieja). Los únicos vestigios que quedan son las sinagogas y el cementerio, no obstante, el núcleo del barrio es uno de los hitos turísticos de Praga.
Desde el siglo XVII el barrio estaba cercado por una tapia cuyas siete puertas se cerraban a la caída del sol. El emperador Josef II dictó en 1781 su “Patente de Tolerancia”, que permitía a los judíos salir a la calle a cualquier hora, residir fuera del gueto, ejercer cualquier profesión, asistir a escuelas públicas y servir en el ejército. Fue entonces que los judíos que pudieron se trasladaron a otros barrios, y a las míseras casas del gueto se vino a vivir una población marginal que convirtió las calles en un pozo de delincuencia y prostitución. En 1885 el Ayuntamiento de Praga resolvió derribar el barrio. En la década de los años 20 ya se había terminado el nuevo y flamante barrio al que se dio el nombre de Josefov por Josef II:
EL FRANKESTEIN JUDIO Y SU CRIATURA, EL GOLEM La más famosa leyenda del gueto de Praga, uno de los mayores de Europa, es la del Golem creado por el rabino mayor de Praga Low ben Bezaber (1520-1609).
La palabra Golem aparece en la Biblia con el significado de “embrión”, y hay quien la identifica con “Adán en el momento de ser creado por Dios, pero aún sin alma”. Según la Cabala, cualquiera que conozca las 72 letras secretas del nombre de Dios puede crear un Golem.
El rabino Low creó el suyo con barro, agua, aire y fuego, y le dio vida poniéndole en la boca el schem, un pergamino con las palabras mágicas. Le dio el nombre de Josef y lo puso al servicio de la comunidad judía. Los sábados el rabino le quita el schem y se quedaba exánime. Cierto sábado olvidó quitárselo y la criatura empezó a causar destrozos en las casas del gueto, por lo que el rabino tuvo que destruirlo.
La leyenda del Golem ha pasado a formar parte de la literatura y del cine, y el rabino Low se ha convertido en el Frankestein judío.
EL MONTE PETRIN Este monte se alza detrás de Malá Strana. Hoy es un prado sembrado de árboles frutales en el que hay varios monumentos. El más curioso es, sin duda, la estatua al poeta Karen Hynek Mácha (1810-1836). Muchas parejas llegan hasta allí la víspera del 1 de mayo para dejar un ramo de rosas y besarse.
En la calle de los Carmelitas, que va hacia el Monte Petrin, se encuentra la iglesia de Santa María de la Victoria y el Niño Jesús de Praga. Esta iglesia fue construida en 1612 como iglesia protestante. Tras la Revolución de Terciopelo, el arzobispo de Praga llamó a las monjas carmelitas y las romerías y visitas volvieron a resucitar.
En este lugar es donde se encuentra el Niño Jesús de Praga, que llegó a esta capital en los conflictivos años de las guerras de la Contrarreforma, emprendidas por los Habsburgos. Cuentan que la imagen la llevó una dama sevillana que se vino a Centroeuropa con el cortejo de la infanta María, hija de Carlos VI.
Maria Manrique se casó con Vratislav Pernstejn, canciller de Bohemia en 1547. El noble murió en 1582. Doña María en 1608. Ambos están enterrados en la capilla familiar de la catedral de San Vito. La imagen entró en la dote de su hija menor Polixena, cuando en 1582 se casó con Guillermo de Rosenberg. El matrimonio sólo duró cinco años y Polixena, viuda, se casó de nuevo en 1603 con el conde Zdenek Lobkowitz, de quien volvió a enviudar en 1628, año en que Polixena donó a la iglesia la imagen y se retiró a su castillo de Nelahozeves, al norte de Praga.
EL CASTILLO Y SUS BARRIOS El Camino Real conduce a la entrada principal y plaza del Castillo.
Aquí encontramos varios patios como el de los Leones por donde se accede a los Jardines Reales, encontrándonos al final con al palacete de verano levantado por Fernando I, el Belvedere, que es uno de los edificios renacentistas más bonitos de Praga.
En el tercer patio se encuentra la catedral de San Vito rodeada de edificios ministeriales del siglo XVIII y del Palacio Real. La catedral fue construida a lo largo de cinco siglos, por lo que reúne muestras de arte gótico, renacentista, barroco y modernista. Desde la torre se obtienen las mejores vistas de Praga.
La sacristía se encuentra en la parte antigua del interior del templo. Tiene una soberbia bóveda nervada de Meter Parler. Interrumpe el paso por el Trascoro el monumental túmulo de bronce plateado de San Juan Nepomuceno (A. Corradini, 1771) con el que María Teresa de Austria quiso honrar al santo checo de la contrarreforma religiosa de los Habsburgo.
En el lateral abierto del primer patio del castillo hay un insignificante anfiteatro en el que, se dice, se concentra el magnetismo del recinto. Sólo hay que ponerse en el centro del mismo y dejarse llenar de energía. Se crea o no, lo cierto es que Praga es una de las ciudades mágicas del mundo y esta fama la arrastra desde que, en tiempos de Rodolfo II, se llenó de magos.
Gustav Meyrink cuenta en su novel El ángel que los alquimistas exigieron mejores condiciones de vida a Rodolfo II, y éste los llevó al foso y los encerró en jaulas donde los dejó morir de hambre o comidos por los osos de su zoo.
En el cuarto patio se encuentra la basílica de San Jorge, que es la iglesia más antigua de Praga, de estilo románico construida en el año 921 por Bratislav I.
No puedo dejar de mencionar los verdes campos que contemplé a ambos lados de la carretera en mi viaje a Karlovy Vary, y también cuando salí después de Praga hacia Viena, con cosechas de lúpulo, colza, trigo, cebada, centeno, avena, así como hermosos viñedos.
En las comidas son deliciosas las sopas de ajo, las de patatas y la sopa de chucrut. Son tradicionales los guisos (gulas) y los asados de ternera, ciervo, liebre, y los que sirven con salsa de nata y arándanos. Son cotidianos el asado de pato o de ganso, y también el de cerdo. Todos ellos llevan guarnición de chucrut y knedliky, que es una masa de patata rallada con miga de pan.
Entre los pescados los más comunes son las truchas, carpas y lucios, preparados al horno con setas y tocino. Los postres son rellenos de fruta y servidos con azúcar glassé o mantequilla derretida. Los Palacinky, son unas tortitas de masa y leche pasadas por la sartén, que suelen servirse con helado o mermelada y rociadas con azúcar o chocolate. También es tradicional el pastel de manzana vienés.
Esto es lo que a grandes rasgos, atrajo mi atención en Praga, quedando mucho por reseñar, lo que haría interminable este trabajo sobre esta hermosa ciudad que vale la pena visitar para admirar su arte, conocer un poco su historia y deleitarnos con sus leyendas.
29 de julio, 2006